lunes, febrero 1

Hay que tener valor...

“El otro día me invitaron a una fiesta. Yo no bebo alcohol pero me dijeron que era una situación especial y que si yo no bebía no se lo pasarían todos bien. Les dije que no pero se mosquearon, así que terminé bebiendo para que se contentaran”.

“El otro día mi pareja quiso acostarse conmigo, pero pensé que aún era pronto para eso y le dije que no. Se enfadó conmigo. Me dijo que yo no entendía cómo funcionaban las cosas”.

“El otro día me timaron en una tienda. Solo me quejé, no hice nada más. Fui tonto, debería haberle gritado al dependiente, no haberle pagado o haber roto algo. Algunos amigos míos lo hacen pero yo no tengo esa capacidad”.

“El otro día hice un examen y me tuve que copiar. Se lo conté a mis amigos, y solo les interesó la parte en la que hacía trampas. Empecé a inventarme estrategias de cómo había copiado. Conforme más mentía más me felicitaban”.

“El otro día estuve en una discoteca bailando pero no conseguí ligar. Me sentía mal porque veía a otros hacerlo sin dificultad, y yo me hundía en mi frustración al no poder imitarlos. ¿Por qué no? Bueno, yo no soy así, me gusta conocer bien a las personas. Pero me sentí mal”.

“El otro día estaba charlando con unos compañeros, les contaba algo que era verdad porque tenían que saberlo. Al principio, como les gustó lo que decía, sentían admiración hacia mí. Pero en cuanto dejó de gustarles porque no les convenía, enfurecieron (Lc. 4,21-30)".

Hoy día, en la sociedad, están sobrevalorados algunos valores que sin ser positivos se colocan de rebote en lo más alto de “lo que está bien” en momentos concretos. Estaréis o no de acuerdo con unos o con otros, pero no se trata de estar de acuerdo, eso es lo más fácil, sino de actuar según aquello en lo que crees, pero hacerlo de verdad.

Hay que tener “valor”…

No hay comentarios:

Publicar un comentario